Existe un conflicto muy habitual, especialmente, en niños que tienen entre 1 y 3 años de edad. La hora de la comida puede llegar a suponer una tensión familiar cuando el niño se niega a comer, llora, patalea, o incluso, escupe los alimentos que ha tomado. Ante esta situación, los padres se sienten desorientados porque no saben cómo actuar.
Existen actitudes de todo tipo, existen padres que juegan con sus niños para darles de comer (sin embargo, esta realidad no siempre es posible ante la falta de tiempo) pero también, existen quienes desisten muy pronto y ofrecen un plato alternativo al bebé.
Cuando un niño se niega a comer con frecuencia, en primer lugar, es positivo que el pediatra le haga las pruebas pertinentes para saber si está sano. Por otra parte, a la hora de comer es indispensable eliminar del campo visual del niño cualquier cosa que pueda distraerle. Por ejemplo, nunca se debe de comer con la televisión encendida, tampoco tiene que haber juguetes cerca.
No utilices las amenazas ni los premios para motivar a tu hijo. En caso de que no quiera comer, entonces, retírale el plato y deja que ese día se quede sin comer. Observa a tu hijo cuando come para ir anotando en una libreta datos interesantes. Por ejemplo, qué alimentos son los que come con más frecuencia el niño y los disfruta.
Por otra parte, si a tu hijo no le gustan ciertos alimentos, entonces, no hagas que todos los días tenga que comerlos. Pon menús que sabes que le gustan para que pueda disfrutar, de lo contrario, asociará el momento de la comida con una tortura y llegará a coger manía a ciertos alimentos.
Cuando el niño tenga una rabieta, ignórala, pero no centres tu atención en ella porque entonces, se dará cuenta de que puede manipularte a través de esa actitud.